De tumbo en tumbo se emprende

Emprender
Opinión

Por  Juan Diego Restrepo

 

@MarketingObjetivo

@juandrpo

 

No han sido pocas las actividades que he realizado para aventurarme a hablar de emprendimiento; ello además de experiencia, me ha brindado la moderación para reconocer los aciertos, y la fortaleza frente a los errores.

Sin pretender hacer un recuento, puedo compartirles un extracto de algunas de las pequeñas iniciativas, o proyectos en los que he estado inmerso.

Por ejemplo:

He laborado para varias empresas y atendido instrucciones de un jefe (entiendo ese asunto de reconocer la autoridad, difícil para quienes “emprenden” sin haber tenido un jefe); pero antes, siendo un niño -lejos de pretender ganarme la vida y sin entender lo que era emprender- alquilaba a mis amigos y demás niños del barrio (al estilo de una sala de videojuegos) mi Atari 2600, vendía helados que yo mismo preparaba en la nevera de mi casa, enmarcaba cuadros de imágenes o fotografías para las amigas de mi madre; hice y vendí en mi colegio calcomanías de las marcas e iconos más relevantes de la época; también, después de hacer un corto curso de vacaciones con mi padre, restauré y encuaderné libros (siempre me ha gustado mantener ocupado).

Dejando atrás la niñez y después de haber estado incorporado en el Ejercito por un lustro, y pasar por la universidad; tuve un restaurante, que a juicio de algunos amigos -ante la experiencia recibida- parecía haberme formado en un MBA en sólo 6 meses; años más tarde me accidenté cuando era parte del proyecto de advertainment «Travesía Suramérica Xtreme» del que era director y piloto No.1 (dejé un gran empleo por ese sueño); ahora con un amigo tengo una sociedad desde el año 2007 que se dedica a comercializar los servicios de telecomunicaciones de una compañía multinacional; de igual manera he constituido la empresa Marketing Objetivo SAS, dedicada hoy a la consultoría, actividad y oficio en el que desearía estar el resto de mi vida.

El espíritu emprendedor no se detiene, ahora algunos planes asaltan mi mente, y no tengo idea de qué otras cosas puedan ocurrir (esto es parte del encanto); lo único cierto, es que desde hace cerca de dos años no me empleo para ninguna empresa… ¿Buena o mala decisión? -No lo sé. No ha sido fácil, pero a veces la obstinación nos hace persistir en el camino de alcanzar los objetivos.

No soy exactamente el patrón de un éxito comercial, reconociendo que hay cosas más importantes en la vida; suficiente con tener el espíritu lleno -tal vez la mayor riqueza-, y de haber mantenido la pasión en cada uno de estos empeños, que ahora con determinación visualizo para el futuro.

A veces me cuestiono acerca, de si todo esto ha sido o no, parte de un triunfo profesional; pero más allá de cuantificarlo o cualificarlo, hablemos del espíritu, o mejor, del que creo es el ímpetu, que puede definir el perfil de algunos emprendedores. A continuación desde mi condición y experiencia, cito algunas características o estados del emprendedor:

Soñar.

Aún con los ojos abiertos.

No dejar de soñar.

Aún en circunstancias adversas.

Prolongar los sueños.

Aún en medio del éxito, pero más en medio del fracaso.

Si despiertas, concilia de nuevo tu sueño.

No importa lo lejos que te encuentres del objetivo.

Continúa soñando hasta que despiertes y lo veas hecho realidad.

Si ya lo has obtenido, ve por otro reto y una nueva iniciativa que te robe el sueño.     

Para no hablar en el estricto sentido romántico del emprendimiento, casualmente por estos días asistimos a una webinar para conocer de la empresa mexicana TechBA (Technology Business Acelerator), la que ha sido su experiencia en el proceso de acompañar emprendimientos, dentro del ecosistema de Silicon Valley (USA); de una de sus diapositivas, extractamos algunos factores que pueden servirle al emprendedor para orientar mejor su visión:

  1. Producto o servicio innovador.
  2. Mercados grandes y en crecimiento.
  3. Ventajas competitivas sostenibles.
  4. Estrategia de marketing y ventas.
  5. Propuesta de valor. Optimizar la oferta.
  6. Escalabilidad. Capacidad de adaptación y actualización.
  7. Hoja de ruta de innovación. Tener un roadmap.
  8. Estructura legal versátil.
  9. Excelente equipo de ejecución. Filiación y compromiso.
  10. Fuentes de recursos y financiación adecuada.

Por esta razón, el cofundador del London School of Economics George Bernard Shaw (1856 – 1950), en alguna oportunidad dijo: “Si has construido un castillo en el aire, no has perdido el tiempo, es allí donde debería estar. Ahora debes construir los cimientos debajo de él”.

Para terminar, “No permitas que nada, ni nadie interrumpa tu sueño, y más cuando tu intuición y confianza en sí mismo, provean la seguridad de estar haciendo lo correcto; persistir sin desconocer el entorno, será lo que finalmente permita obtener los resultados u objetivos anhelados”.