Caminar por la sombrita

Caminar por la sombrita

Chinchina Caldas
Opinión
Por Sebastián Gómez Arias

Sebastián Gómez es Antropólogo y Arqueólogo. Columnista de Manizales City La Revista. Combina su profesión con la escritura. Actualmente reside en el municipio de Chinchina. 100 % caldense.

“Patrón, regáleme 200 pesos que me faltan para comprar el coso”, es una de las frases que más he escuchado durante el transcurso de mi vida en las calles del lugar de donde soy oriundo. La desconfianza que se tiene al nacer en un pueblo intermedio entre dos ciudades principales, que se ha configurado como un corredor de paso para el centro y el occidente del país, y que además ha sufrido los embates de la violencia urbana desmedida por el control territorial, adquiere cada vez más sentido cuando se escucha aquella canción de Richie Ray y Bobby Cruz donde nos invitan a vivir aguzados y con reflejos de moscas ante lo impredecible que resulta el desarrollo de nuestras cotidianidades más inmediatas.

Entre los años de 1990 y la mitad de la primera década del 2000, el municipio de Chinchiná se vio sumido en una intenso conflicto interno que azotó con brutal vehemencia los imaginarios colectivos y el retículo social que configuraba las identidades chinchinenses, pues las balaceras constantes, las renombradas bandas sicariales, las limpiezas sociales y las fronteras invisibles, se convirtieron en un paisaje de terror que llevaron a que se instalara en el ambiente un aire de desconfianza que pasó a inmiscuirse aún en las esferas más finas de la vida social.

El paisaje urbano del municipio se fue transformando bajo esas mismas lógicas y nos enseñó a caminar por la sombrita, nos convirtió de alguna manera en “pillos buena gentes” que aprendieron a sortear los infortunios de las calles que cada vez nos eran más ajenas, esas donde vimos morir a muchos de los nuestros con el estallido de un 38 o bajo el silencio cómplice del filo de una navaja; el paisaje nos moldeó para pensar con la cabeza fría en un lugar donde el sol pega inclemente y el bochorno desespera.  

Los Sordos, como nos han llamado históricamente a los chinchinenses, aprendimos a escuchar las voces más silenciosas que ocupan nuestras calles, a caminar con el oído afinado cuando nos movemos por cualquier lugar del municipio a altas horas de la noche y a resistir ante esos escenarios de injusticia social que se dan desde diferentes líneas y que nos han moldeado el carácter, pues la violencia, entendiéndola como un concepto amplio y que se ejecuta desde múltiples aristas, se ha visto reflejada en todas las esferas que ocupan lo social y por ende han pasado a definir incluso la forma en la cual nos relacionamos con el espacio, trabajamos o nos rebuscamos la vida en cualquier esquina ante la privatización de los espacios públicos por situaciones de orden público y las decisiones de corte burocrático.

Describir esta parte no tan grata del municipio en que nací y del cual me siento orgulloso me deja un sin sabor al encontrar, en este micro mundo, un reflejo objetivo sobre el modo en que la violencia, el miedo, el dolor, la incertidumbre y la desconfianza se han instalado dentro de los imaginarios colectivos a lo largo y ancho del país, pues deja en evidencia una sociedad que históricamente ha estado enferma y para la cual no se evidencia, ni se ha buscado, una cura efectiva.

Mercedez Benz
Mercedez Benz Eje Cafetero

Acércate a nuestras vitrinas, conoce nuestros Star Select y Star Selection. 

Estamos en Manizales y en Pereira.

.

Av. Santander ##74-41, Manizales, Caldas/Teléfono: (6) 8874499