La ciudad que le abrió las puertas a las bicis

Bike
Crónicas Urbanas

Por  Humberto González R.

Arquitecto – Ciclista apasionado.

Quiero comenzar este relato contándoles que la ciudad de Manizales se ha catalogado como el “mejor vividero” de Colombia en los últimos dos años, según los informes de calidad de vida de la red de ciudades “Cómo vamos”. Considero además de esto que tiene todo a favor para perfilarse como la capital de la bicicleta en Colombia, y no precisamente porque tenga kilómetros y kilómetros de ciclovía- porque no los tiene- ni porque la mayoría de sus habitantes se mueva al trabajo o a la universidad en bicicleta, pero sí porque tanto a nivel cultural como a nivel deportivo esta ciudad alberga grandiosos entornos para el uso de esta maravillosa máquina, que desde 1490 viene haciendo grandes apariciones en todo el mundo y que a partir de 1817, cuando aparece la “laufmaschine” o maquina andante en Alemania, se consagra como uno de los mejores inventos de la historia.

 Nunca tuve bicicleta, aunque de niño siempre fue el regalo ansiado cada navidad. Fue solo hasta mis 31 años que pude adquirir una y fue también cuando empezó a crecer ese amor por este aparato fascinante, un vehículo que te puede llevar al fin del mundo si quieres, y en el que lo único que debes hacer es pedalear, mantener el equilibrio e intentar no caer. Así, poco a poco pasó de ser un medio de transporte limpio que comulga íntimamente con mis pensamientos de sostenibilidad ambiental, a un estilo de vida que ahora es hasta mi gimnasio.

Volviendo a Manizales, una de las cosas que me fascinó, además del paisaje, la escala de la ciudad y el clima, fue la cantidad de bicis que veía en la calle, cómo subían y bajaban por las diferentes avenidas de la ciudad y ver la cultura ciclística que estaba creciendo en ella. Ya con una previa experiencia sobre la bici desde ciudades maravillosas en Europa hasta ciudades muy hostiles como Maracaibo en Venezuela, Manizales se situaba en un punto medio, aunque mucho más inclinado hacia lo positivo de andar en bici. Fue en ese momento en que creció la idea de ser un promotor de la bicicleta en la ciudad e impulsarla como un estilo de vida y una herramienta de movilidad limpia, empezando desde mi lugar de trabajo: Universidad Católica de Manizales, logrando impactar a la comunidad universitaria de alguna forma, logrando además pasar las fronteras de la institución para tocar la ciudad, con la gran ventaja de que no era el único con estas ideas y que ya había mucha más gente pensado en cómo hacer de la bici un medio de vida en la ciudad.

A lo largo de los últimos años han surgido decenas de experiencias urbanas que apuntan a la bicicleta; un sistema de bicis públicas, una empresa privada que empuja iniciativas en torno a ella, una serie de eventos deportivos de talla nacional e internacional que ven en Manizales una sede ideal para el desarrollo de las mejores competencias en todas las  disciplinas ciclísticas desde: “La Ruta”, el “BMX”, el “XC”, el “Downhill”, y últimamente el “Enduro”, con eventos que motivan y cohesionan a la población a interesarse en la bicicleta por diferentes motivos, influencia a la que por supuesto yo no podía escapar.

Las salidas en bicicleta se convierten en una experiencia que nos permite sentirnos más vivos. Poder rodar a través del tráfico sin mayor problema, descubrir nuevos horizontes, paisajes, respirando un nuevo aire cuando salimos al campo y la montaña. La bici me ha permitido enfilar líneas hacia el Enduro MTB; una modalidad que te permite conocer nuevas geografías, senderos y lugares, mientras se vive la adrenalina en cada descenso, en cada carrera con los amigos… ¡Ah! Amigos… un punto admirable de la bici, esta máquina nos ha traído grandes amistades, compañerismo, humildad y buenos momentos con gente que simplemente conociste en una montada en bicicleta y que ahora son parte de tu vida, no solo para montar bici sino también para disfrutar de un buen café, una cerveza (pero temprano porque hay que madrugar a pedalear), un cumpleaños y otras celebraciones o actividades que desarrollamos en nuestra vida cotidiana. Mis grandes amigos en Manizales se los debo a la bicicleta.

En fin, debo decir que Manizales se está enfrentando a una revolución ciclística con un sinfín de grupos y colectivos de la bicicleta que se reúnen a diario a pedalear por la cuidad y las montañas que nos rodean, grupos de personas que de una u otra forma están haciendo de la ciudad algo más humano, más sensible y más bonita, a la que cualquier ciudadano del mundo querría venir a visitar ya no solo por la feria, el café, el volcán y las aves, ahora también por la bici.