La Odisea romántica de un Gringo en Norcasia

Con la Maleta Lista

Redacción Manizales City la Revista
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“Cuando pienso en Colombia, me viene a la cabeza las montañas de Caldas, montañas llenas de Café, para mí, el mejor del mundo” afirma Carter Miller, un ciudadano norteamericano que estuvo, por causalidad, de trip por el oriente de nuestro Departamento.
La historia de este residente de Alabama en nuestro querido Caldas, comenzó el pasado enero en Manizales. Carter había conocido por internet a Ana, una manizaleña estudiante de enfermería. Habían entablado una relación virtual siete meses atrás. Entre conversaciones, chats, emojis y coqueteos, la relación fue consolidándose, al punto en que Carter, en un gesto aventurero, espontáneo y salido del libreto más romántico de una película rosa, le pidió oficialmente la mano a su futura suegra, por medio de la plataforma útil y ahora “Celestina” App de conversación y reuniones “Zoom”.
“Esos gringos son unos acelerados” exclamó en medio de risas doña Berta, la mamá de Ana. Esa tarde hubo incredulidad y asombro en medio de la solicitud sorpresiva del norteamericano. La verdad Ana y su mamá no dieron mucha fe de la propuesta de Carter, sólo cuando unos meses después el “Gringo Acelerado” según doña Bertha, se apareció en la puerta de su casa en el barrio la Sultana con un ramo de flores y un peluche de “Elmo” el monstruo peludo más simpático de Plaza Sésamo.
Diez días después Carter Miller y Ana de Miller se casaron por lo civil. En contra de todas las apuestas familiares y de amigos, que repetían que las relaciones por internet no tenían futuro, los nuevos tortolitos demostraron que para el amor no hay fronteras y que la globalización tecnológica es un fenómeno que cada día une más almas gemelas a lo largo y ancho del mundo.
La primera visita del enamorado Carter a Colombia estuvo cargada de muchas emociones, llego sólo y se fue con esposa y una larga lista de amigos y momentos inolvidables, entre estos últimos, el mejor según Ana, fue el que descubrió en el municipio de Norcasia.
Para viajar a Norcasia desde Manizales, sólo basta tomar un bus en el terminal de la ciudad. Después de cuatro horas ya estamos en la Dorada, el puerto caldense. Una hora más en bus y llegamos al destino.
¿Pero, por qué Norcasia? ¿Y por qué si los esposos iban de luna de miel y de paseo, el ambiente en el bus mientras se acercaba al final del viaje se tornaba tenso y Carter en particular se fue volviendo un manojo de nervios?
Para los que han seguido atentamente la historia hasta aquí, habrán notado que hablé de una suegra, doña Bertha, la misma que pensaba que tenía un yerno loco. Pues les cuento que Carter Miller, el norteamericano romanticón, también tenía un suegro, que no conocía y estaba radicado desde hacía varios años en ese municipio del nororiente caldense.
Parece ser que el paseo resultó ser no tan paseo, o más bien, se convirtió en una revelación, una en donde Ana tenía que contarle a su progenitor, el cual no veía hace más de un año, que se casó y que lo hizo con un extranjero que conoció por internet y que se iba a despedir porque habían decidido que su residencia oficial y donde formarían un hogar con dos pequeños niños rubios y tal vez un perro, sería en Birmingham, la ciudad más poblada del estado de Alabama, al sur de Estados Unidos. A ver, recapitulemos, o sea, ¿qué podría pensar el suegro que aún no sabía que era suegro, cuando de repente tocaran la puerta de su casa y viera del otro lado a su hija con un extraño que lo saluda y a la vez se despide porque se lleva a su princesita a otro país?
Finalmente, los miedos del míster fueron infundados, a pesar de que Ana no tenía una relación tan estrecha con su Padre, este era un caldense amigable, comprensivo, querendón y hasta un poco romántico.
Después de que el suegro aceptó la relación colombo americana y en tan solo unos pocos días, esposos y papá abordo, se dedicaron a disfrutar de todas las bondades y paisajes del oriente caldense. Primero fueron a la Cascada la Clara ubicada a tan sólo 10 minutos de la cabecera municipal. Según Ana, fue misión imposible convencer a Carter salir del chorro de agua natural y eso que la naturaleza casi virgen del territorio, apenas se estaba abriendo al nuevo turista. La otra parada para los Miller fue en el rio la Miel y el embalse Amanì. Las palabras del gringo para describir el espectáculo que veían sus ojos azules fueron: “Paradise crazy and cute”. Una reacción natural de un foráneo que ve por primera vez nuestros paisajes caldenses. Un territorio inexplorable por muchos ciudadanos del mundo que no saben que en el Eje Cafetero colombiano se encuentra una región llena de colores y contrastes, una región que ya había seducido a un gringo un poco loco pero muy admirado con las bondades de Caldas.
El Trip de los Miller por el oriente de nuestro departamento terminó en los municipios de la Dorada y Victoria. Las cuevas de mármol, la vereda Manizalitos, la emblemática catedral de la Dorada estilo románica, el balneario Bolilongo, el Parque de las Iguanas, la Charca del Guarinocito y el balneario Doña Juana, entre otros lugares, se quedaron en la retina del turista norteamericano, al igual que su corazón se quedó con una de nuestras paisanas, con una caldense que va a llevar la cultura, costumbres y paisajes de Caldas, al país de la abundancia, la comida rápida y el buen rock.
Desde ya y ahora en Alabama, Carter y Ana ya planean el próximo viaje. Un paseo por Brasil y Perú, en donde sin duda habrá tiempo para hacer una parada en Norcasia, para saludar al suegro, para recorrer de nuevo uno de los más lindos paisajes de Colombia y para saborear una rica taza del mejor café del mundo.

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